Se equivocaron también al decir que cada persona era un mundo...
Cada quién es un universo, lleno de galaxias, planetas inexplorados, estrellas fugaces, meteoros, colores exorbitantes, incendios, agujeros negros, animales extraños, mares infinitos y Dioses diferentes.
De vez en cuando surgen de los mares inundaciones que nos ahogan, de vez en cuando se descontrolan los fuegos y emanan incendios, cada cierto tiempo cae un meteorito golpeandonos en el estómago; y cada día probablemente surgen animales. Unas veces como el tigre, feroces atacamos a los problemas que nos acechan. Otras como el lobo, en manada caminamos y llegamos muy lejos. Quizá también como el perro, decidimos ser fieles pese a que nos hayan herido.
Cada día también, surgen Dioses, que renacen de las cenizas, de aquellos incendios, que la inundación apagó.
¡Muchas veces seré yo misma quien me he de salvar de ser otra, que no sea yo!
Porque los he visto, he visto que hay quienes nunca han sido. Hay quienes con una máscara permanente ocultan su esencia de ellos mismos. Hay quienes olvidan el universo que tienen dentro, situándose únicamente en un desierto. Han olvidado el camino hacia el oasis, han olvidado que tiene alas y que pueden alzar vuelo.
No hay que temer , porque hay mucho más que edificios, calles y carros dentro nuestro. No hay que temer, porque hay mucho más dentro nuestro, de todo lo que hubo una vez por fuera.
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