A veces me pregunto, ¿será el camino correcto?, ¿será un
deseo pasajero? o ¿será un simple capricho?. Pero conforme pasan los días y
los años descubro que el deseo no se agota, que más bien aumenta, que detrás de
cada experiencia de viajes, se encuentran entre sí, partes de mí que no se
conocían.
Conforme vivo mi vida universitaria y cotidiana, descubro
que en la teoría no se logrará jamás aprender todo lo que en la práctica se
logra, descubro que nos hablan de libertad y de ser en el mundo en un momento
presente, pero que dentro de las paredes, sin un contacto con la naturaleza, con
una preocupación académica, con niveles elevados de estrés y de ansiedad, no
vamos a lograr ser felices.
Desde pequeña tengo un sentimiento, no sé ¿qué será?, pero siento que debo de irme, irme del lugar en donde estoy, irme porque hay mucho que aprender, mucho que descubrir, mucho que caminar, y que
transformar. A muchas personas estos cambios les asustan, porque al vivir
girando en círculos, cada vuelta será lo mismo, estando en nuestra zona de
confort no hay nada que se salga de control, no hay nada desconocido, y por
tanto no hay nada temido.
Las pocas veces que me siento a leer el periódico y me
entero de las situaciones lamentables, guerras, injusticias, que suceden en
muchas partes del mundo, me dan ganas de hacer algo, de ayudar, y me molesta el
sentirme impotente ante todas las situaciones que ocurren. Una persona no va a
cambiar el mundo, pero me gustaría poder hacer algo. Y muchas veces no hacemos
nada, porqué no nos afecta lo que sucede. Si empezamos a conocer los lugares y
las personas, vamos a darnos cuenta de que formamos parte de una inmensidad, y vamos
a vivenciar lo que sucede, e incluso conocer aquello que callan los medios de
comunicación.
Debe de existir una fuerza interna que nos mueva. Si no nos
preocupamos, si no somos empáticos, si no nos afecta lo que ocurre, esta fuerza
interna jamás nos moverá. El movimiento crea cambio, y el cambio transforma de
una u otra forma a las personas. Promover la educación ambiental, los valores,
las ganas de querer vivir una vida feliz y diferente, son parte de lo que yo
hallo en el viaje de la vida.
Yo no sé si estoy loca, encaprichada, ansiosa, o cansada de
ver un mundo como el nuestro, pero sé que me tengo que ir! No sé dónde, ni
cuándo, ni por cuanto, ni para qué, en realidad no sé nada, solo pretendo
seguir las corazonadas que quizá me lleven a transformarme, porqué como dicen, ¿cómo
pretender cambiar el mundo, sin poderse cambiar a una misma primero?.
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