Construyo con mi mente, tres paredes que me protegen del viento,
construyo con mis manos una puerta de madera.
El soldador me ayuda con la cerradura, y me da una llave,
me dice mantenga la puerta cerrada, que yo puedo salir cuando guste,
pero que no cualquiera debe entrar.
Me cuenta, que antes de ser soldador, el era libre.
-Antes no existían las puertas de madera siquiera, únicamente se colocaba una cortina de algodón para cubrir el frío, y para apaciguar a esas dos almas mientras eran una sola. Antes no existían los soldadores, porque no eran necesarias las cerraduras. Ahora inventan llaves de colores, ahora cobran por la copia de las llaves, pierden las llaves, y cambian cerraduras por completo, la gente las fuerza y entran sin permiso, quiebran llaves por intentar abrir con la llave equivocada.-
Hace un tiempo los cerrajeros y los soldadores eramos libres; hace un tiempo las personas eramos libres. Ahora señorita, cuide usted quien entra por su puerta, no vaya a ser, y alguien llegué con una llave parecida, y se la cambie. Cuídese usted, y siga lo que muchos ignoran, su instinto.
El corazón palpita más rápido cuando hay una emoción fuerte cerca, aprenda a discernirla.
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