lunes, 23 de junio de 2014

Queridos miedos disfrazados

Hoy, estoy aquí, pero mañana no se que pasará.
Tengo mil pensares en mi cabeza, y estos pensares de pensares no se acaban, no finalizan.
Me atormenta, el hecho de no tener una solución, el no saber el futuro que me depara.
Le temo a tantas cosas, invisibles.
Al fracaso, al olvido, a lo inesperado, a mi misma, a lo incierto, y al temor mismo.
Soy cobarde, por no enfrentar mis miedos, pero son invisibles, no se que hacer.

Leo un libro refugiándome en sus páginas de historias fantásticas e irreales,
o quizá reales, pero no parte de mi propia realidad.
Son como dos mundos, dentro de uno solo, son como dos realidades que se cruzan a la vuelta de la esquina, y que se pierden en medio de un bosque, lleno de nubes que tocan el piso, o como dicen por ahí lleno de neblina. No consigo enfocarme en aquellos arquetipos que dicta la emperatriz norma del ser para encajar. Distraída del mundo en el que viven todos, yo me refugio en mi propio mundo. Creado poco a poco, de muros que cada vez mal altos, me impiden divisar la realidad.
Esos son mis dilemas, mis miedos, y la confusión de parecidas realidades, que al fin y al cabo son falacias.

Me voy rodando, porque yo vivo en una rueda. Porque todos vivimos en ruedas que giran y que de vez en vez, se unen, entre los puntos simultáneos de nuestras ruedas. Porque quienes estemos dentro de la misma rueda jamás nos cruzaremos, a no ser, que logremos salir de ahí...

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